17 de Diciembre de 2021
Este emprendimiento alojado en Puerto Montt desarrolla alta tecnología orientada a la recuperación de ambientes contaminados, limpieza de productos, tratamiento de aguas residuales, entre otras, aplicadas en diferentes industrias como la acuicultura, ganadería, medicina, cosmética y agricultura. Recién fue seleccionada como una de las cinco empresas ganadoras del programa Agtech Catalyze de Endeavor Chile, gracias al cual podrá seguir su acelerado crecimiento.
Hace ocho años, Jaime de la Cruz escuchó en un seminario una frase que caló hondo en su corazón. “Los negocios del futuro serán aquellos que le devuelvan a la Tierra lo que le hemos quitado”, fue la expresión que oyó en voz de un expositor. A tanto llegó la impresión de aquella reflexión a De la Cruz que, durante un año y medio, se esmeró en el desarrollo de un nuevo emprendimiento, hasta conocer el intrigante mundo de las nanoburbujas.
“Una nanoburbuja es microscópica, mide la mitad de una cadena de ADN y cuando uno juega con las propiedades particulares, en que se mezclan los gases y la física cuántica, da solución cien por ciento verde a distintos dolores de industrias a través de esta combinación tan especial”, explica Jaime de la Cruz, socio fundador y gerente general de Kran, como denominó a la empresa que fundara para este desarrollo.
Aunque de origen japonés, esta alta tecnología comenzó a producirse en Chile gracias al empuje pionero de Kran. Con esta solución que implica investigación y desarrollo, han conseguido insertarse en variadas industrias como acuicultura, agricultura, ganadería, medicina y estética, y en actividades como limpieza de fondos marinos, mejoramiento de la calidad de los alimentos, desinfección de superficies, recuperación de ambientes contaminados, entre otras.
Alojada en Puerto Montt, Kran ofrece equipos de alta calidad que producen estas también llamadas Burbujas Ultra Finas, que, según el estándar promovido por la Asociación de Industrias de Burbujas Finas (FBIA, por sus siglas en inglés), tienen un tamaño inferior a 1.000 nanómetros o una micra, y van insertas en un medio líquido, pudiendo contener cualquier tipo de gas, como oxígeno, nitrógeno, ozono y otros.
“La ciencia en torno a las nanoburbujas nace en Japón en los años 30. Después de muchos años, en algunas condiciones especiales se descubrió que éstas se producían en caídas de agua de forma natural. No fue sino hasta hace unos 5 o 6 años en que se empezó producir nanoburbujas de forma controlada y homogénea”, reseña De la Cruz.
En el caso de Kran, partió hace cuatro años y medio aproximadamente, pero recién hace un año y medio llegó a su punto de equilibrio. Entre las muchas aplicaciones que tiene la solución, destaca la acuicultura y, en particular, la salmonicultura. “Logramos alargar la vida útil de la carne de salmón que va al mercado chino, por ejemplo. Antes llegaba en calidad industrial; ahora llega en calidad premium. El salmonero recibe más dólares por cada kilo”, dice De la Cruz, quien señala que Kran ayuda a limpiar los fondos marinos, que corresponde a una de las huellas que genera la industria salmonera, ya que “debajo de las jaulas se acumulan las fecas de los peces y también hay restos de alimentos. La naturaleza lo resuelve, pero en plazos largos; nosotros en cosas de semanas logramos inyectar nanoburbujas al fondo marino y resolverlo”.
“Logramos alargar la vida útil de la carne de salmón que va al mercado chino, por ejemplo. Antes llegaba en calidad industrial; ahora llega en calidad premium. El salmonero recibe más dólares por cada kilo”.
FUENTE: País Circular