28 de Noviembre de 2021

Las produce una máquina, son de escala nanométrica y permiten que los cultivos crezcan más rápido y sanos. También son de gran utilidad en la acuicultura y se estudian sus efectos en la bebida de los animales.

Hasta marzo de 2020, cuando se hablaba de “burbujas” surgían distintas acepciones, pero mayormente se asociaban a las bebidas, la felicidad y la diversión. Desde la pandemia, cuarentena y aislamientos, “hacer una burbuja” significa otra cosa. Sin embargo, la ciencia y la tecnología tienen otra concepto, específicamente las nanoburbujas como promotoras del desarrollo vegetal.

“Una burbuja normal de escala milimétrica tiene poca tasa de residencia en el agua: por un tema de densidad sube a superficie y colapsa rápidamente, como las del champagne”, explicó el ingeniero acuícola argentino Lucas Maglio, quien desde hace varios años vive en Chile.

El profesional indicó que, en cambio, cuando una burbuja se encuentra en un rango inferior a los 200 nanómetros cambia completamente. Son más chicas y demoran más tiempo en ascender a la superficie, se mueven casi horizontalmente y tiene más posibilidades de que el gas que llevan adentro (oxígeno, hidrógeno o nitrógeno) termine disuelto en el agua.

Pensando inicialmente en los beneficios que podía tener esta tecnología para el mundo acuícola, Maglio y otros socios, pusieron en marcha Kran, la única empresa hispanoparlante en ser parte de una asociación gremial japonesa de burbujas ultrafinas (Fine Bubble Industries Association). Actualmente, Maglio ha dejado la empresa aunque sigue ligado a ella.

Justamente Japón es la cuna de todos los desarrollos en esta tecnología: hace mucho que se producían en escala nanométrica, pero era muy costoso. Fue en el país asiático donde, a comienzos del siglo XXI, encontraron la forma de elaborarlas de manera más sencilla, abriendo una puerta al potencial uso industrial y doméstico.

“Una vez escuché a alguien que dijo ´Los negocios del futuro serán los que le devolvamos a la tierra lo que le hemos quitado’, algo que me quedó muy grabado. Por eso contraté un ingeniero que buscara proyectos que tuvieran tres pilares: que fueran high tech, que estuvieran en la frontera de la ciencia y que fueran 100% verde”, destacó en diálogo con TN, Jaime de la Cruz, fundador y actual gerente general de la empresa chilena Kran, que también tiene tecnología en la Argentina.

“Vengo del negocio salmonero y empezamos a ver que las fecas y el alimento que los peces no se comían quedaba en los fondos marinos. Eso es un desperdicio que hay que recuperar de manera natural”, destacó De la Cruz sobre las motivaciones que generaron el nacimiento de Kran, que significa “Dios del sol, el que da vida” en la mitología selknam.

“Las nanoburbujas existen en la naturaleza, por ejemplo en algunas cascadas, pero en Japón encontraron la tecnología para generarlas de manera controlada, dosificada y de tamaño homogéneo”, detalló.

Y agregó: “Por su tamaño tan pequeño tienen características muy especiales, las cuales combinamos con propiedades de algunos gases para lograr soluciones y distintos usos”.

Cómo funcionan las nanoburbujas

Su ascenso zigzagueante y lento (a diferencia de las de las bebidas que tienen burbujas más grandes y suben rápido y verticalmente) les permite permanecer días en el agua y darle distintos usos.

Cuando es chica aumenta la presión interna y la diferencia de presión empieza a generar una carga eléctrica que le permite vincularse con otros iones en el agua, que pueden ser bacterias o virus, y eliminarlos cuando la burbuja colapsa.

Por ejemplo, pueden servir para hacer limpieza de fondos anóxicos (sin oxígeno). Hasta ahora, para limpiar un fondo marino sólo cabía la posibilidad de esperar meses o años: con las burbujas ultrafinas este trabajo se puede acelerar geométricamente.

En la industria pesquera estas nano burbujas cargadas con hidrógeno sirven también para mantener el pescado limpio y fresco durante más tiempo. Es una especie de hielo líquido, que se conoce con el nombre de flow ice.

Además, el proceso permite dejar de usar químicos para hacer las limpiezas, lo cual, en una tendencia a la trazabilidad y la sustentabilidad, suma varios puntos a favor. En la Argentina, por ejemplo, YPF desarrolló esta tecnología para degradar hidrocarburos disueltos en el agua.

Los beneficios de las nanoburbujas en la agricultura

“Sin duda, el mundo del agro será uno de los más beneficiados de esta revolucionaria tecnología”, disparó Manuel Vial, director de I&D en Kran. Y agregó: “Siendo el agua el elemento primordial y conductor en casi todo proceso biológico, el incorporarle propiedades beneficiosas propias de un gas como también propiedades de las nanoburbujas da como resultado mejoras sorprendentes en las distintas etapas de un cultivo”.

La primera incursión en la agricultura fue a través de la Universidad de Concepción de Chile para evaluar impacto de las nanoburbujas de oxígeno en el crecimiento de lechugas.

“Se registró un incremento promedio de un 119,8% (de 50,13 gramos a 133,67 gramos) de biomasa respecto de los plantíos regados con agua sin nanoburbujas, lo que sumado a la eliminación del hongo Pythium, fueron efectos que nos confirmaron que estábamos frente a una tecnología que será un punto de inflexión, tanto en el agro como en muchas otras industrias”, reconoció Vial.

“En lechugas oxigenadas con aire logramos un aumento de casi el 60% de la biomasa, y cuando fue con oxígeno puro logramos un incremento de un 120%, lo que significa que se puede cosechar antes y acelerar los ciclos productivos”, contó De la Cruz.

Y agregó: “En tomates logramos adelantar 7 días la cosecha y aumentamos 14% el calibre: las raíces aprovechan agua bien oxigenada y eso es fundamental para los cultivos”. También están evaluando la tecnología en mandarinas.

De la Cruz agregó que también lograron que la renovación del agua fuese mucho menor porque se desinfectaba con las nanoburbujas, reduciendo su consumo.

Las posibilidades de las nanoburbujas en la producción de carne

Además, se estudian los efectos de enriquecer el agua que toman los animales para la producción de carne donde: según Maglio la hacienda que consuma este tipo de agua con burbujas ultra finas podrían tener una tasa de crecimiento superior.

“Hace 4 años que trabajamos con el agro y ya tenemos algunas cosas bien probadas y comerciables. Además, tenemos más de una veintena de proyectos con distintas empresas y con seis universidades, no sólo de Chile, también de Argentina y la región, que nos entusiasman”, concluyó.

 

 


 

FUENTE: TN Noticias